Break
El arte está hecho de rupturas. De pronto la vida también. De cara al horizonte todos los días son ruptura. Las noches ruptura del día. El amor, ruptura del amor mismo. La vida ruptura de la muerte que rompe el sueño eterno.
El arte está hecho de rupturas. De pronto la vida también. De cara al horizonte todos los días son ruptura. Las noches ruptura del día. El amor, ruptura del amor mismo. La vida ruptura de la muerte que rompe el sueño eterno.
El otro día discutíamos por qué la fotografía digital es un concepto totalmente distinto a la análoga. Cómo los disparos de la digital se convierten en predecibles, visibles en un instante, anticipables, mientras que la análoga dejaba algo a la imaginación, a la sorpresa. El milagro de la espera por el revelado. El no saber. No mirar hasta que se acabe el rollo. Curiosidad. Sin retoques. Sólo blancos y negros. Altos contrastes. Disparos al vacío llenos de espera.
Sólo para lograr que Peter Pan volara era indispensable creerlo. Pensar en algo lindo. En un momento feliz. Pero lo más importante de todo era creer en Nuncajamás. Hoy no sé si creo en nunca jamás, tampoco en si puedo volar o si ya me toca caerme al abismo.
Tal vez Peter Pan sea sólo un hombre viejo que un día intentó volar. Tal vez un loco con un síndrome digno de cualquier manicomio. Tal vez alguien que cuando se fumó su primer cigarro perdió el encanto. Tal vez un extraño amante de los niños perdidos.
Creo que más que Peter Pan o campanita hoy soy un niño perdido... Me da miedo. Me aterra dejar de creer en Peter y llegar a la conclusión de que los polvos mágicos sean sólo ingredientes para galletas de chocolate.
Siempre nos dijeron que un clavo saca otro clavo. Pero a decir verdad, para sacar ese primer clavo lo urgente es un martillo o unas buenas pinzas que lo corten de raíz. Herramientas que liberen los espacios para nuevas construcciones, para crear poderosas obras de arte, más poderosas, más nuevas que las anteriores. Un clavo no saca otro clavo. Y la realidad es que un clavo recién sacado deja un hueco. Un espacio libre para ser llenado de nuevo...
Soy de las extrañas que tiene el honor de empezar el año dos veces. Buen pretexto para reinventarme, reconectar, reamar y rearmar... todos esos "res" que resuenan cada vez que me pongo a hacer planes.
5772. Inexplicable. Hoy es buen día para empezar. Caminar hacia otra dirección o al menos con diferentes zapatos. Comenzar con una sonrisa que venga de izquierda a derecha y que no le tenga miedo a enseñar los dientes. Con pasos que sean tan firmes o volátiles que se conviertan en momentos para recordar a futuro, transformarse en hilos de pasado dignos de atrapar al menos en historias.
5772. Inexplicable. Here I go.
El otro día me dí cuenta de que me estaba contagiando. De esa horrible enfermedad de hacer las cosas sin ganas, sin pasión o de menos creer que las hago. De seguir a toda esa gente que amaría comprarse un violín, tomar clases de chino, ilustrar con acuarelas o leer poesía pero nunca lo hace, sólo lo ama en su mente, quiere de verdad pero en lo más recóndito de sus ganas de no hacer nada. Admití que es como autoengañarse, ir perdiendo poco a poco las viejas pasiones que nos hacían felices cuando creíamos en ellas. Cuando en verdad las cumplíamos todos los días, si es que alguna vez pasó. Odio pensar que seguimos esperando sentados a hacernos viejos y darnos cuenta que nunca compramos ese violín y que la poesía nunca llegó a leerse solita.
Hoy deseo que me caiga la pasión por lograr lo que quiero como un balde de agua fría. Que me despierte de ese tan repetido, invocado y asqueroso "me gustaría".
Un mar permanentemente enamorado de su luna inalcanzable.
Buen viaje maestro y amigo...
Recordaré las noches cantando lanza perfume en la oficina hablando "inglés" sin decir nada. Tu exigencia constante por hacer que el mundo sea mejor. Ese insoportable deseo de creer que siempre se puede dar más. Tu forma de pelear por lo que quieres y por quienes amas. Tus burlas de mi color de uñas. El qué fome karinpaulina. Tu música extraña... Esas 1000 canciones que podíamos meter en el top ten. Las tardes cuando nos perdíamos en la misma cuadra de la condesa. Las chelas que siempre nos debimos. Tu fuerza hasta el final.
Buen viaje Hans Weber y gracias por todo.
Para ti, un mar de fueguitos...
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado,desde allá arriba, la vida humana. Dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso. Reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano. "El libro de los abrazos"
No tienes que tocar. Las puertas están abiertas...
Camina con la frente en alto.
http://www.youtube.com/watch?v=cJpB_AEZf6U
Macabro. Misterioso. Marcado. Moribundo. Miserablemente muerto. Muerto.
Quiero viajar a Italia. Quiero leer. Quiero escribir mil historias que no nacen. Quiero abrazar fuerte fuerte. Quiero ir al cine todos los días de la semana. Quiero crecer o hacerme pequeñita para pasar por las cerraduras de las casas que me interesa espiar. Quiero comer chocolate sin que engorde. Quiero amar. Quiero besar viejas bocas. Quiero patear a algunos. Quiero revivir a otros. Quiero comer chiles en nogada. Quiero leer de nuevo. Quiero aprender. Quiero verme después de 40 años y sentir que hice muchas de las cosas que antes deseaba. Quiero tener el pelo hasta la cintura pero nunca termina de crecer antes de que me den ganas de cortármelo. Quiero tener un mueble art deco. Quiero leer la fortuna. Quiero bailar tango pegadito, pegadito. Quiero pisar una calle transitada de Nueva York. Quiero lluvia sobre París. Quiero desayuno en la cama. Quiero un centenar de sobrinos. Quiero amigos felices. Quiero unos niñitos con mis ojos. Quiero arroz con mole y plátanos fritos. Quiero más finales prestados. Quiero...
Esos entes extraños que creen que a mayores cosas de plástico almacenadas en sus casas son más felices.
Esa tarde, mientras limpiaba el balcón, Paulina quería volar. Por miedo a que la tacharan de bruja sólo fingió que barría.
Oye perfecta... Tienes un typo en tu último post.
Una de mis grandes maestras de la publicidad y de la vida siempre defendió, a capa, espada, cuchillada, lápiz y corazón la idea de que "la perfección está en los detalles".
-Si vas a hacer algo, hazlo bien, si no ni para qué empiezas. Hay gente que nunca le sale eso de hacer las cosas bien pero el intento vale, aunque la intención no sea lo que cuenta al final. Pule tu trabajo. No te conformes a la primera. Aprende a criticarte y ofrece lo mejor. Porque la única manera, decia, de pasar la vida es aprendiendo a mirar al espejo todos los días una mejor versión de ti misma.
Hoy descubri que la tan repetida cantaleta de "la perfección" puede interpretarse mejor al revés. Encuéntrale lo perfecto a cada detalle, esa partecita que tiene de incambiable, de recordable, de feliz. En cada detalle hay perfección aunque juntos no construyan algo perfecto, esa es mi propia versión (al menos la de hoy).
Hoy me siento como un gato a punto de ser bañado. Intenseada. Con los músculos casi aplanados. En garras camino al cambio en tina o en regadera. Miau
Dice mi tía que siempre hay que tener una bruja en la cocina para que con sus polvos mágicos ayude a que las cosas queden ricas y el sabor sea perfecto. Lo extraño es que mi tía se mete a la cocina dos veces al año y, por lo general, cocina en un abrir y cerrar de latas.
Creo que lo que vale la pena rescatar de la cursilada de la brujita es que deberíamos tenerla en todas partes, en la oficina, en el camino al trabajo, en la cocina y más que todo en la mente. Que nos deje volar y que no se quede colgada siempre de la campana de la estufa.
Tal vez por eso mi tía la tiene ahí para que le ponga sazón hasta donde no está nunca.
Una princesa no puede escribir sobre princesas. Pero allá tú, me dijo el poeta. Mejor nárrame sobre brujas o cirqueras, son mucho más interesantes. En una de ésas te conviertes en algo mejor que una princesa fresa. Por ahora, princesa, escribe sobre gitanas viejas, ésas tienen algo que decir.
Te vamos a extrañar, Eliseo Alberto de Diego.
Gracias a ti y a tus historias todos los lunes comenzará la eternidad.
Sobre sus vicios, amores y palabras...
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/49173.html
Siempre pensé que mis papás se vieron muy originales inventándose mi nombre. Karín Matarasso, nada común, lo suficientemente extraño para que la banda no lo pueda pronunciar, para que en Hacienda lo escriban con falta de ortografía o me pregunten si soy hombre, mujer o quimera cada vez que me llaman por teléfono.
Nunca a nadie le pondrían igual que a mí, según yo. Pero una tarde de julio que, como muchas otras andaba de ociosa en facebook encontré a la "otra" Karín Matarasso, o tal vez a la original, y además aceptó mi solicitud de amistad. Tengo miedo y mucha curiosidad.
Veamos que nos depara el destino digital. Por mientras el alterego de mi otro yo vive del otro lado del mundo, al parecer sus padres estaban parecidamente locos a los míos.
De pronto me detuve a pensar que esta gran, contaminada y realmente envidiable ciudad también se vive por sus sonidos. Creo que todos podríamos hacer un catálogo de ruidos, ruiditos y ruidotes memorables que hoy ya hasta nos pasan desapercibidos. Tal vez ya sea ruido blanco; pero la verdad es que a mis días los llenan de color.
Que comience el catálogo, porque esto suena aaaaasí:
-La primera joya es el tan mentado perifoneo de: ¡tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que venda! Tambores como pa qué si ya con la repetición hacen el ruido suficiente. ¿Cuánto me darán por algo de fierro viejo que venda?
El segundo, pero no por eso menos clásico es el de los Tamales que ya tiene múltiples versiones. O el de los camotes que siempre intentábamos imitar en las clases de flauta de la secundaria.
Inolvidable, ¡el gaaaaaaaaas! en todas sus versiones y acepciones.
¿Qué tal el claxon de los peseros con su gama de opciones sonoras? Inolvidable "Tequila o la fiesta está en cada reversazo" o el tema del Padrino. Seguro, si Don Corleone hubiera escuchado su música en esa versión no hubiera dudado en dejar algunas cabezas de caballo en el asiento del conductor.
La lambada de los taxis en reversa, los voceros del súper, el vendedor de tortillas, el Gráááfico del metro: un manjar de sonidos que convierten a mi ciudad en la más maravillosa del planeta.
(Aquí va uno para que se inspiren)
http://www.youtube.com/watch?v=dIo1HVLkrbk
Creo que sólo faltaba que ella me buscara a mí. Yo intenté hacerlo en varias ocasiones pero cada que la encontraba algo pasaba. Llevaba varios años intentando ver The Pillow Book, la primera vez la renté y se me pasaron los días, a tal grado que pagué 200 pesos de multa y ni la vi. La siguiente la encontré anunciada en la cineteca pero justo cuando llegué a la taqulla se habían acabado los boletos. Ayer por fin, se dejó ver. Y aunque suene quemado creo que llegó el momento justo, ella me encontró. Me apareció confundida en una caja de Blockbuster cuando mi intención original era echarme una peli palomera de ésas de domingo que, por lo general, no le dicen nada a nadie. Así que Greenaway, te llegó el momento.
Si te dejas te ganan. Si te engañas, te engañan. Si lo rompes te toca construirlo de nuevo. Si sí, ok. Si no quién sabe. Hoy no tengo ganas de cambiar el mundo.
Punto y aparte.
Con un vacío vacío. Sin letras. Sin vacío.
Y sí. Nos la pasamos hablando de la gran zona de confort. Donde nos sentimos cómodos y de pronto dejamos de crecer. Avanzamos y en el momento en el que llega la costumbre todo se detiene. Como un reloj sin tiempo.
Pero ojo, hablar de la zona de confort también es una costumbre. un cliché, un terreno más pisado que los centros comerciales en fin de semana. Pero a pesar de eso nos da miedo salir de ella (especialmente a mí).
No hay remedio poruque por más que huyas, un día, te levantas y si no es por fuerza es por deseo. Descubres que todo se ha movido, que las cosas que creías estáticas y plenamente definidas ya ni siquiera existen y que para caminar hacia adelante ya no hay costumbres. Hoy me queda claro que para subir las escaleras no hay que hacerlo todos los días igual porque de pronto las estamos bajandoy ni siquiera nos damos cuenta. No hay certezas, hay pasos por dar.
La aparición de la oveja negra le había quitado el sueño.
Siempre he creído que el café es una gran pócima. Tiene poderes mágicos para levantarme, para hacerme despertar o para dejarme dormir. Express para despertar por la mañana o americano por la tarde. Frapuccino para abrir una conversación o acabarla. Turco para el futuro: fuerte, cálido, concentrado, apasionado, exacto: tal vez el porvenir me deje de importar.
"Here comes the sun"Dicen por ahí que lo que hacía más deseable a la Bella Durmiente, Aurora, para los amigos, era que estuvo dispuesta a esperar dormida durante un siglo a que un valiente la despertara. Su espera fue tan poderosa que hizo dormir a un país entero. Paciente, más que bella diría yo. ¿Qué hubiera pasado si en medio del sueño se le hubiera intercalado el sonido chirriante de la Blackberry ante un pendiente no resuelto?, ¿qué tal si el ruido del microondas se hubiera cruzado en medio de su sueño eterno para avisarle que sus palomitas ya estaban listas?
Arrancar un pedazo de aliento no es fácil. Pero hay días que aunque no quieras te lo roban. Porque el aliento, como los secretos no se pide: se secuestra. Hay besos a mordidas, que atrapan, hay mordidas a besos que duelen. Hay besos maniacos y otros que no saben a nada. Sólo pocos arrancan el aliento a bocanadas, siempre dispuestos a retarte para así intentar robarte otro pedazo.
Solemos ser seres de ser-emonias. Las hacemos por todo. Para reír, para llorar, para festejar, para velar, para quejarnos, para amarnos, para crecer, para caer, para trabajar, para renunciar. Para el té, para tomar café, para la leche caliente. Para todo, seres de ceremonias, ser-emonias.
Pero... ¿por qué no inventar una ceremonia para creer o para mirar a la gente caminando por la calle? Inventemos ceremonias nuevas. Voto porque la primera sea la de sonreír.
No es lo mismo regresar que intentarlo de nuevo. Regresas mirando hacia atrás, lo intentas de nuevo para ir hacia adelante. Creando caminos admitiendo que cada paso que das es otra historia que narrar. Regresar, ni aunque se te queden las llaves adentro de la casa. Para atrás, sólo cuando hay que estacionarse. Mejor, intentarlo de nuevo. Hoy es el primer intento y lo mejor de todo es que mañana también será el primer intento.
Eso nos lleva a pensar que por fin el número que usted marcó sí existe. Si tiene alguna duda, verifíquelo lo antes posible.
Pa'lante
Recent Comments