Buen viaje maestro y amigo...

Recordaré las noches cantando lanza perfume en la oficina hablando "inglés" sin decir nada. Tu exigencia constante por hacer que el mundo sea mejor. Ese insoportable deseo de creer que siempre se puede dar más. Tu forma de pelear por lo que quieres y por quienes amas. Tus burlas de mi color de uñas.  El qué fome karinpaulina. Tu música extraña... Esas 1000 canciones que podíamos meter en el top ten. Las tardes cuando nos perdíamos en la misma cuadra de la condesa. Las chelas que siempre nos debimos. Tu fuerza hasta el final.

Buen viaje Hans Weber y gracias por todo.
Para ti, un mar de fueguitos...

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado,desde allá arriba, la vida humana. Dijo que somos un mar de fueguitos.
 - El mundo es eso. Reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano. "El libro de los abrazos"

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